Recuerdo, y de esto han pasado ya algunos años, que emprendedores decidían constituir una cooperativa respondiendo únicamente a un criterio de ahorro fiscal. Eran los beneficios tributarios de los que disfrutaban las cooperativas, los que determinaban la elección de este tipo de sociedad frente a otro tipo de alternativas. Otras personas por el contrario, tenían las ideas más claras, y optaban por una cooperativa porque representaba un conjunto de valores y principios que encajaban en su manera de entender el desarrollo de un proyecto empresarial. Lo cierto es que hoy, ya no se constituyen cooperativas por sus beneficios fiscales, ya que la tributación no les resulta tan ventajosa a este tipo de sociedades, en comparación, por ejemplo, con una sociedad de responsabilidad limitada.